Barcelona, la puerta del mar

Crónica del Viaje de los alumnos de 3º de la ESO a Barcelona, escrita por su profesor de Lengua y Literatura, Óscar Cortina.

Este pasado jueves 6 de abril los intrépidos profesores Juanjo Romero, Carlos Parra y Óscar Cortina, aquí un servidor, encabezamos la expedición a Barcelona con 41 alumnos del Lope de Vega. Lo que a priori se podría antojar como una misión suicida, rodeados de tanto adolescente hiperhormonado, no fue un martirio para nosotros, sino que muy al contrario, volvemos con la sensación de haber pasado tres días inolvidables, que quedarán indelebles en la retina de todos aquellos que estuvimos allí. Barcelona, la puerta del Mediterráneo durante siglos para muchas culturas, se nos mostró en todo su esplendor.

El viaje de ida en bus se hizo ameno, entre los juegos de móvil, las películas en las tablets, las peleas de gallos para agudizar el ingenio a través de rap (preludio de lo que estaba por llegar) y las múltiples conversaciones cargadas de risas y buen humor. Tras una procesión de varias estaciones de servicio, empezamos el viaje por la puerta grande: la Sagrada Familia. Hicimos un recorrido por fuera del monumento, con Don Juanjo explicando la historia y pormenores de esta icónica construcción. Y para darle más salsa al asunto, avisó que al final del día realizaría un juego en forma de Socrative, para ver quién había estado más atento y se llevaba un premio. Aunque la mayoría atendió con interés a sus palabras, fue Carla Llobell quien se llevó el gato al agua y acertó más preguntas que nadie. En pos de su mejor descanso (e imaginando lo que estaba por llegar), se llevó un curioso antifaz fluorescente para dormir.

Seguimos la ruta por el paseo de Gracia, disfrutando de la característica arquitectura modernista de la ciudad, con edificios como la Pedrera. A todo esto, el pasado curso en el viaje a Madrid se inició una tradición que los alumnos volvieron a reclamar de forma insistente en la ciudad condal: hacer una ruta friki. Así que más de la mitad del grupo recorrimos varias tiendas frikis, para acabar en Norma Comics, la tienda más grande e importante de España en el género, que hizo las delicias de todos los seguidores del Manga, películas y series varias. Allí pasamos un buen rato entre personajes de Juego de tronos, cómics de Batman o camisetas de superhéroes… lugar ideal para compras propias y regalos.

A media tarde el bus nos llevó por fin al hotel Les Palmeres, un 4 estrellas situado en Calella, que por fuera parecía más bien la Pensión Conchi, pero que por dentro mejoraba muchísimo su impresión inicial, con unas habitaciones amplias (que los alumnos se empeñaban en abandonar con frecuencia) y un muy buen servicio de desayunos y cenas. Al empezar un paseo nocturno por la zona nos dimos cuenta que la felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, y que nuestros chicos la hallaron en el lugar más inesperado… ¡un parque infantil! Allí parecieron retroceder diez años, y se lanzaron a los columpios, balancines y toboganes como si se encontraran en el jardín de infancia. Fue un momento de felicidad pura.

Ya de vuelta en el hotel, tras un rato en la habitación de ocio que nos habían dejado para que los chicos disfrutaran a su aire, llegó el temido momento de mandar cada mochuelo a su olivo. Parecía que la disposición del hotel estaba hecha a nuestra medida, porque la primera planta era enteramente nuestra. Ni una habitación de más o de menos. Un largo pasillo dividía en dos bloques la zona de chicos y la de chicas, con los profesores haciendo la labor de vigilancia y tratando de frenar el de por sí irrefrenable deseo de juerga predominante. En este punto he de decir que ninguno de nuestros alumnos tendría futuro como ladrón de panderetas, porque son de todo menos silenciosos. Tras la enésima advertencia de irse a la cama (la propia, se entiende), no tardábamos mucho en oír las carreras y portazos que iban dando entre grandes risotadas. La frecuencia de intentos de fuga fue disminuyendo poco a poco, pero hubo quien vio amanecer sin haber cerrado todavía los ojos.

En la mañana del viernes conocimos a Estrella, la guía local, que si de por sí tenía un tono sosegado y tranquilo, tuvo que armarse de paciencia para explicar a una turba de adolescentes los pormenores de la catedral del Mar, el barrio gótico, la catedral de Barcelona, o el parque Güell. Desde luego nos vamos con un doctorado en Gaudí, e imbuidos de toda su filosofía medioambiental y de cómo integrar la vida desde el respeto a la naturaleza. Cuando finalmente nos despedimos de Estrella, la mujer se marchó con una ovación de todos los presentes y con el cielo ganado. En mitad de la expedición cogimos fuerzas en el Hard Rock entre hamburguesas, aros de cebolla y los ya famosos Tupelo chicken tender.

Para el tramo final de la tarde visitamos el centro comercial Maremagnum, donde muchas chicas se convirtieron por un rato en ángeles de Victoria Secret, arrasando con toda la gama de productos de la tienda. Después de dos días tan intensos, los profes rezábamos para que la batería de los alumnos estuviera descargada y cayeran como troncos canadienses. Nada más lejos de la realidad. Para nuestro asombro comprobamos que hay centrales atómicas que generan menos energía que un quinceañero en viaje de fin de curso.

Antes de mandarles a las habitaciones apuramos el comienzo de la madrugada con un torneo oficial de pelea de gallos raperos. Después de unas duras semifinales donde cayeron Josevi, Borja y Mik, Pablo dio la sorpresa y se llevó la final ante Matys. Como premio ganó una molona figura de Batman, que podrá colocar para la posteridad en el centro de su sala de trofeos. A partir de ahí se repitió la historia de la noche anterior: risas, confidencias en habitaciones ajenas, males de amor o quién sabe si el comienzo de algún idilio amoroso. Lo cierto es que los profes comprendimos con la obra de Gaudí que no es posible ponerle puertas al mar. Que uno debe adaptarse a las olas en vez de luchar contra la marea.

La mañana siguiente, con caras somnolientas, emprendimos camino hacia el perfecto colofón del viaje: Port Aventura. Sin embargo el cansancio no hizo mella y el trayecto dio para hacer un divertidísimo duelo por ver quién colgaba la foto en la que peor saliera alguno de los integrantes del bus. Allí salieron a relucir orlas de Primaria, fotos de viajes anteriores, disfraces, conciertos, teatros… así hasta 250 imágenes en apenas unos minutos, con el lema del más difícil todavía para ver quién conseguía colgar la instantánea más graciosa. Una vez llegamos al parque, hay que decir que lo disfrutamos a tope. Desde su hora de apertura a las 10:00 hasta salir los últimos a las 20:20. El día tuvo todo lo que podíamos pedir: buen tiempo, no demasiada gente, atracciones alucinantes (el Shambala fue la que más elogios acumuló), partidas de futbolín (donde Raulito no salió muy bien parado…), comida mexicana y hasta nuevas amistades con chicos (sobre todo chicas) de otras partes de España.

Pero si tengo que quedarme con un momento de todo el viaje, lo hago con la cola que hicimos para el Furius Baco, ya en las últimas horas de la tarde. En mitad de la multitud, y sin previo aviso, unas pocas chicas sacaron un diminuto altavoz y se pusieron a cantar un tema conocido. No habían terminado la primera estrofa y ya tenían a todos los compañeros cantando y bailando a coro, entre las carcajadas propias y las risas de todos los turistas que fueron amenizados con esta explosión de camaradería y complicidad festiva. Creo que ese rato representa lo que fue el viaje. La piña que se formó entre los 41 alumnos, sin importar de qué clase era cada uno, formando un grupo muy unido que irradiaba alegría y buen rollo.

Las horas finales de autobús estuvieron salpicadas de alumnos dormitando en los asientos, conversaciones filosóficas y un buen repertorio de anécdotas que había ido dejando el viaje. Tengo la certeza de que cuando acaben su periodo en el Lope y echen la vista atrás, estos alumnos no olvidarán nunca el viaje en el que Barcelona nos abrió sus puertas y nosotros la conquistamos por tierra, aire… y mar.

Pueden leer la crónica y otras del mismo autor en su blog: http://oscarcortina.blogspot.com.es/

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